Hoy me imaginé tus pechos altivos,
la tez blanca que tu cuerpo embadurna,
despertar con tu sonrisa diurna,
los constantes-te quiero- curativos.
Tanto yo como mi alma estamos vivos
pues combates mi actitud taciturna,
el insomnio y su amenaza nocturna,
la batalla contra antidepresivos.
Cual Benedetti te propongo un trato:
Regresa de tierras santanderinas
y veremos desde el anfiteatro
a las centelleantes golondrinas
sobrevolar, junto un gran níveo albatro,
mares, puertos, casas, calles y esquinas